Catecumenado de Adultos

Catecumenado de adultos en la diócesis – Arzobispado Oviedo (iglesiadeasturias.org)

El tiempo litúrgico del Adviento es el momento en el que comienza habitualmente el Catecumenado de Adultos. A pesar de que este año todo se ha retrasado con motivo de las medidas de seguridad ante la pandemia, ya es posible inscribirse para comenzar este proceso en el formulario que se puede encontrar en la web  www.catequesisasturias.com

El Catecumenado de Adultos está pensado para personas mayores de 18 años que no hayan recibido el Bautismo, la Primera Comunión o la Confirmación, y desde hace unos años está unificado en la diócesis, de tal manera que todo el mundo recibe la misma formación, organizada por arciprestazgos. Cada arciprestazgo cuenta, al menos, con una sede principal donde se reúnen los grupos de adultos.

Estos encuentros catequéticos, que los expertos recomiendan que sean semanales, se desarrollan durante un año y medio aproximadamente, desde el Adviento hasta la Pascua del año siguiente, y a lo largo de este tiempo se desarrolla el itinerario de formación y vivencia de la fe cristiana que propone la Iglesia

Cuenta con una serie de pasos, que tal y como explica su responsable diocesano, el sacerdote Fernando Llenín, pertenecen al ritual de iniciación cristiana de adultos: “El primer paso sería el rito de entrada, que está precedido por un precatecumenado. Después –continúa– viene el periodo más sólido y prolongado, que dura alrededor de un año, y concluye con el tiempo que se llama de la iluminación, que son los escrutinios y las entregas. Concluye con un retiro inmediatamente anterior a la celebración de los Sacramentos”.

Los dos ritos principales, el de la entrada en el Catecumenado y el de la celebración de los Sacramentos, tienen lugar en la Catedral y están presididas por el Arzobispo. “Dos celebraciones muy vividas y preciosas litúrgicamente”, señala Llenín.

“El Catecumenado de Adultos se desarrolla, además, en lo que podríamos llamar el Espíritu de las Unidades Pastorales”, continúa su responsable en la diócesis. “No es un catecumenado circunscrito a cada una de las parroquias, sino a una Unidad Pastoral configurada en el arciprestazgo. Cuando el catecúmeno termina su proceso, se reincorpora a su parroquia para que allí pueda seguir desarrollando su vida de fe de tal manera que el seguimiento le corresponde propiamente a cada párroco, y a cada comunidad correspondiente”.

En esa vivencia de la fe, de vuelta a las parroquias, ha sucedido ya alguna vez que algunas de las personas que han finalizado su proceso catequético, son, al poco tiempo, padrinos de nuevos catecúmenos que proceden de sus círculos más cercanos, bien familia o bien amistades. Compartir la experiencia de la fe hace que esta se contagie y ayuda a que otras personas inicien su propio proceso también.

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